Me pregunto si ya le sonríes a alguien. Si ya te miran como yo lo hice en su día, si la ilusión ha vuelto a incendiarte tus locuras. Me lo pregunto en mitad de una nada que está tan cerca y tan lejos de todo que me hace quedarme donde estoy. Me lo cuestiono queriendo saber tanto de ti.
También me imagino tu vida sin mí. Cada detalle, cada fecha que se marca en el calendario que ya nunca verás las nuestras escritas y subrayadas, ahora se quedaran en la memoria, en la mía por ser concretos. Estoy intentando ser yo misma para hacer hueco a lo que vendrá sin ti.
Me siento en un lado de la habitación, inútil. Que no espera ninguna visita más que la de mi madre llamándome para cenar aquellos espaguetis que algún día tú me hiciste. Me quedo mirando por la ventana siendo aquella niña que ha madurado y mi vista se pierde, y mis lágrimas buscan desempañar el cielo que está lleno de estrellas intentando brillar unas más que otras. Me inundo en el silencio que hay en el cuarto y después de tanto, solo puedo escuchar algo que late, pero esta vez, diferente.
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía. No sé si me quisiste. No sé si te quería. O tal vez nos quisimos demasiado los dos. O como una vez me dijiste:
“No sé si te amé mucho, pero sí que nunca volveré a amar así porque sabiendo que te pierdo, tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.”
- Olga Merino-
Comments